Contiene flavonoides (astragalósido, isoquercitrósido y quercetol 3 glucogalacturonico) a los que debe sus propiedades cardiotónicas, vasodilatadoras coronarias (semejante al Espino blanco), hipotensoras, antiespasmódicas y antiasmáticas (es antagonista de la histamina sobre la musculatura lisa).
Además posee carotenos (seaxantina) y manganeso que le confieren acción antineuralgica, antirreumatica, antiinflamatoria y antiequimótica.
También contiene aceite esencial en pequeña cantidad: ácido cafeico, particularmente combinado bajo forma de ácido clorogénico, carburos poliacetilénicos, alcoholes terpénicos no saturados (arnidiol, faradiol, taraxasterol) a los que debe su acción antibacteriana, antifúngica, colerética, colagoga y sedante nerviosa.
Posee trazas de betaína y colina, derivados acetilénicos, abundantes sobre todo en la raíz, el principal es el pigmento C13 pentainemonoeno.
Según varios autores, la hoja de árnica contiene un principio antitumoral, el arnicólido A, lactona sesquiterpénica.
Los gargarismos con árnica potencian la defensa local de las mucosas y son antiinflamatorios (buenos en caso de amigdalitis).
En uso externo, darla diluida, ya que puede producir dermatitis pruriginosa debida a los derivados de helenalina que posee.
Indicaciones: En alteraciones cardiacas, hipertensi├│n, alergias, reumatismos. En uso exteno para contusiones, hematomas, neuralgias, reumatismos, tendinitis, estomatitis y amigdalitis.
Precauciones: A dosis altas en uso interno es una planta tóxica pudiendo producir alteraciones cardiacas, alucinaciones, vértigos y vómitos.